Por: Leonardo Plazas Vergel
Columnista invitado La gobernanza como eje articulador
Recientemente, tras un extenso
debate en el Congreso de la República, se aprobó el proyecto de ley 338 en la Cámara y el 202 en el Senado. Este proyecto de ley se refiere al plan nacional de desarrollo ‘Colombia, potencia mundial de la vida’. Dicha ley establece las pautas de actuación del gobierno y sus instituciones durante los próximos 4 años, incluyendo líneas estratégicas que serán de gran relevancia para el futuro del país. Por supuesto, Sogamoso no es una excepción. En primer lugar, es importante destacar que el plan nacional de desarrollo aprobado tiene como ejes fundamentales: 1) el ordenamiento del territorio en torno al agua, 2) la seguridad humana y la justicia social, 3) el derecho humano a la alimentación, 4) la transformación productiva, la internacionalización y la acción climática, y 5) la convergencia nacional. Estos cinco ejes, definidos por el gobierno nacional y el Congreso, marcarán el modelo de desarrollo del país durante el próximo cuatrienio, una vez sea sancionado por el presidente Gustavo Petro. Se estima que se invertirán alrededor de 1.154,8 billones de pesos entre los años 2023 y 2026 para poder desarrollar estos ejes. De esta cifra, 743,7 billones se destinarán a la seguridad humana y la justicia social, y otros 138,4 billones se asignarán a la convergencia regional. Según el texto de la ley, la convergencia regional se refiere al proceso de reducción de brechas sociales y económicas entre hogares y regiones en el país. Es en este punto donde la acción local debe prestar mucha atención. Para el año 2021, nuestro Departamento aportó el 2,6% del PIB Nacional, ocupando el noveno puesto entre los Departamentos según las cifras del DANE y el octavo puesto en la agregación de valor en el ciclo productivo por habitante. Aquí existe una gran oportunidad de generar una real articulación entre las políticas públicas del orden territorial y el gobierno nacional, para reducir cada vez más las brechas iniciales (riqueza, libertad y derechos), las cuales ponen en desventaja no solo a algunas regiones, sino también a los ciudadanos. La renta o el ingreso son factores instrumentales que limitan las oportunidades para desarrollar el mayor potencial de los ciudadanos en su territorio. Por tanto, no solo se trata de mejorar el crecimiento económico de nuestra ciudad, sino de generar equidad. Aquí coincido con el modelo de desarrollo propuesto por el gobierno nacional. Es por esto que el acceso a oportunidades, bienes y servicios requiere de intervenciones en: 1) empleo decente. Para ello, se requiere diversificar nuestra producción local en sectores como el turismo, la agroindustria, la tecnología y la manufactura, que pueden brindar oportunidades de desarrollo para Sogamoso y agregar valor a través de la innovación y la incorporación de tecnología en los procesos productivos. Además, es importante establecer esquemas asociativos territoriales para hacerlos más competitivos y eficientes, lo cual está en línea con las estrategias de transformación productiva planteadas desde el gobierno nacional. 2) Una educación con entornos y aprendizaje de calidad, que sea dinámica, pertinente y permanente a lo largo del ciclo de vida de los ciudadanos, para hacer frente a los nuevos retos de la sociedad. Por otro lado, y no menos relevante, en el plan de desarrollo nacional, la “Convivencia y seguridad ciudadana corresponsable y participativa” es un garante de los derechos humanos. Por ello, se plantea un fortalecimiento de las capacidades de las instituciones del orden nacional y territorial para la prevención y atención de delitos. En este punto, las cifras para el año 2021 reportadas por el Ministerio de Defensa Nacional y el DANE muestran que en Sogamoso la tasa de hurtos por cada 10.000 habitantes fue de 67,17, cifra que está por encima del promedio nacional en la Medición del Desempeño Municipal del DNP. Por tanto, es relevante definir estrategias para reducir este delito a través de judicializaciones efectivas, el fortalecimiento de la policía nacional, incentivar la denuncia y fomentar la participación ciudadana en su prevención. Sin lugar a dudas, la ciudad enfrenta estos y otros desafíos, como mejorar las condiciones de movilidad y la recuperación de la malla vial, fortalecer sus cadenas productivas y establecer una articulación de desarrollo con nuestra fuente hídrica más importante: el lago de Tota. Son muchas las variables que deben analizarse y discutirse, pero este será sin duda un comienzo en un terreno poco explorado. Lograr una articulación real entre el plan de desarrollo nacional y los planes regionales y locales implica introducir conceptos como la gobernanza local, el desarrollo regional, la competitividad y la seguridad energética. Estos aspectos deben comenzar a discutirse y plasmarse en el plan de desarrollo de Sogamoso. Durante muchos años, hemos señalado la falta de articulación entre las visiones de desarrollo a nivel nacional, regional y local. Tal vez, después de la pandemia, tengamos la oportunidad de presenciar la primera generación de planes de desarrollo con resultados compartidos de lo que queremos para afrontar una crisis de carácter climático, económico y social. Amanecerá y veremos si somos capaces de concretar una apuesta de cambio real y profunda o si seguimos improvisando y desperdiciando oportunidades de progreso. Son muchos los retos que se nos avecinan, y la única y más efectiva salida para superar la crisis será seguir construyendo juntos.
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